En estos días se está disputando en Canadá el séptimo mundial de fútbol femenino. Ayer mismo España debutó en una fase final ante Costa Rica, otra debutante. Esta mañana he leído las crónicas en los periódicos deportivos digitales y también los comentarios de los lectores. La mayoría eran positivos, todo hay que decirlo, y algunos de los negativos no eran demasiado originales, os los podéis imaginar, son esos menosprecios universales usados para degradar a la mujer en general. Lo que dice mucho del nivel de inteligencia e ingenio del que los usa. Pero lo que más me llamó la atención es que tanto los comentarios buenos como los menos buenos usaban la misma herramienta: la comparación. Y con qué lo comparaban, pues con el fútbol masculino. Por un lado que si hay partidos de tercera división más entretenidos, que los cadetes de no sé qué equipo les metían diez o que es más lento que el de los chicos, y por el otro que si es más limpio que el masculino porque las chicas ni fingen, ni se van como fieras todas juntas a protestar a las árbitros, que si les ha sorprendido gratamente y hasta les ha gustado más que la mayoría de los que han visto este año de primera división, etc…
Nos encanta comparar, lo hacemos con todo. Para poner en valor cualquier cosa la comparamos con otra. Para decir que alguien es mejor o peor lo comparamos con otro. Mi hijo es más listo que el tuyo porque tal y cual, ¿has visto que bien come las verduras tu hermana?, a que tu perro no es capaz de hacer esto y así hasta el infinito y más allá. Si no hay dos personas iguales, ¿por qué nos empeñamos en compararlas? ¿Por qué hasta los periodistas deportivos más veteranos comparan el fútbol femenino con el masculino? Ya sabemos que no son iguales, de la misma manera que las ligas inglesa, francesa, italiana y española del fútbol masculino no se parecen entre sí. No, no son iguales por muchas razones y ninguna de ellas es la técnica o la táctica. Las chicas son capaces de hacer caños, sombreros, elásticas, ruletas, dar pases en profundidad, de tacón, de rabona, rematar de cabeza, de volea o de chilena. Y sus equipos usan sistemas tan raros como un 4-4-2, 4-3-3, 4-2-3-1, etcétera, etcétera, etcétera. Y no me vengáis con las diferencias físicas que os doy un capón. Para diferencias las de Messi y Cristiano con el resto de futbolistas.
No, no se pueden comparar, porque comparar a cualquier futbolista masculino de primera, segunda o incluso segunda división B con cualquier chica que juegue en primera (ni mencionar categorías inferiores), es comparar a unos que tienen la fortuna de poder dedicar el 100% de su tiempo al fútbol porque les da para vivir, contra otras que lo compaginan como pueden con el trabajo o los estudios y la mayoría de las veces tienen que dejarlo porque no les queda otro remedio que elegir. Por eso me alegra sobre manera que un ex futbolista como Michael Robinson que tiene uno de los mejores programas deportivos de la televisión: Informe Robinson, haya hecho este reportaje sobre el fútbol femenino. Gracias.
Yo soy una apasionada del deporte en general y del fútbol en particular. Jugaba de pequeña con los amigos de mi hermano, en la calle, en el parque, en el colegio… y tuve la suerte de poder formar parte, ya a mis «veinti y alguno», de un equipo de fútbol femenino. Suelo contar con orgullo que ganamos una liga y ascendimos a Nacional (segunda división) y que jugué en la selección de Castilla y León. Compartí experiencias positivas y otras no tanto, conocí gente maravillosa y otra no tanto, aprendí muchas cosas y perdí un montón de complejos y durante mucho de ese tiempo el maletero de mi Ford Fiesta fue el almacén de los balones y las equipaciones. Cada euro que necesitábamos para pagar las fichas o desplazarnos para jugar un partido nos costaba un mundo conseguirlo y a veces salía de nuestros bolsillos. Que necesitábamos un delegado de campo, pues mi padre, que si el club además de presidente y tesorero debía tener secretario, pues mi madre. Algunas de mis compañeras iban a entrenar viviendo a más de media hora en coche y a veces teniendo que usar cadenas porque había nevado, ellas con todo el humor del mundo decían que habían llegado esquiando. Y si nos ponían un partido un sábado a doscientos kilómetros, pues algunas no podían ir porque tenían que trabajar con lo que jugábamos con nueve. Así que, si no os importa, dejad de comparar, porque si de verdad se quiere ser justo con las comparaciones, habría que decir que el que España esté disputando por primera vez la fase final de un mundial de fútbol femenino está a la altura del que ganaron Casillas y compañía en Sudáfrica, o que las futbolistas de un país como Nigeria estén en Canadá y jueguen como lo hacen tiene el mismo mérito que la décima copa de Europa del Real Madrid o el triplete del F.C. Barcelona.
Y, ahora que me he desahogado, me voy al kiosco a ver si consigo que me envíen el álbum del Mundial de Fútbol Femenino Canadá 2015. 😉
P.D.: #SoñarEnGrande #MundialFemenino.
¡¡Bravisimo Mi querida hermana!!. No se puede tener mas razón. Solo puedo decir que te falto mencionar que te llamaban Butragueña, y que aguantaste en tu infancia comentarios menos agradables, pero eso daría para otra entrada igual o mas larga en tu blog. Lo tuyo es un gran ejemplo y ahi quedara siempre en esa otra pequeña historia que se escribe del futbol, esa que la mayoría no conoce, pero que a mi me llena de orgullo. Tus internadas por la banda, tus golazos, el tirarte hasta en hormigón e incluso tus paradas no lo captaron las televisiones pero está grabado en nuestra retina. Un besazo mi querida futbolista!!
Gracias, mi querido hermano, me has hecho llorar (pero solo un poquito). Y eso de tirarme hasta en hormigón, bien lo saben mis rodillas llenas de cicatrices.
Yo puedo decir con orgullo que mi familia iba siempre a verme jugar y uno que yo me sé hasta llevó una pancarta casera hecha con sus amigos. ¡Qué tiempos aquellos! 😉
Hola! Quería decirte que como también ex-jugadora de fútbol, estoy totalmente de acuerdo con lo que has puesto, yo también he jugado en la selección de mi cominudad (Canarias) y en un equipo en nacionales donde nos teníamos que pagar nosotras el transporte, el alojamiento y la comida para poder ir a jugar a otros campos, en mi caso creo que mas caros algunas veces ya que necesitábamos coger aviones para ir a otras islas y tienes toda la razón, nadie ve el merito que tiene es eso y las comparaciones que se leen lo que me hace ver a mi, es la cantidad de gente ignorante que no tiene ni idea de fútbol femenino y ahora como se le está dando un poco de importancia se suben al carro para quedar bien… No hay mas que ver como muchas veces ni se saben los nombre o las confunden. Pero bueno, lo que si creo es que si se puede comparar, pero con ellas misma y mi opinión después de ver el partido del otro día es que para como yo las he visto jugar, fallaron un montón y por eso me hace gracia también que todo sea positivo… porque ahí se ve quien las a visto jugar y quien no, es más sus caras al final lo decían todo… Pero a pesar de ello, ganen o pierdan, jueguen mejor o peor el hecho de estar ahí ya es algo increíble y ganen o pierdan, lo que han conseguido tiene muchísimo mérito!
P.D. Siento dejarte este testamento de comentario pero yo a veces me emociono cuando leo cosas sobre el fútbol femenino jajaja xD, es tan inusual… Gran post!
Hola Stefii, gracias por tu comentario, yo también me emociono cuando leo o veo algo sobre fútbol femenino. No hay más que ver el tochazo de post que he escrito. Tienes toda la razón, solo podemos compararnos con nosotros mismos. Y creo que a nuestras chicas les traicionaron los nervios, seguro que sintieron la ansiedad del debut y la necesidad de dar lo mejor de sí mismas para mostrar que el fútbol femenino en España merece un poco más de atención y apoyo. Si lo piensas esa es mucha presión. Solo les faltó un poco de acierto cara a puerta. Yo espero que eso les sobre en los próximos partidos, pero pase lo que pase para mí ya han ganado. Y me dan una envidia…
Por cierto, ni me imagino lo difícil que es mantener a un equipo canario en Nacional, solo pensar en el coste de los viajes…
Un abrazo, compañera futbolera.