La noche del 17 de abril de 2015 me encontraba en el Quocor café de Madrid viviendo en primera persona el nacimiento de una nueva editorial: la editorial Argonautas. Y lo hacía, además, presentando sus dos primeros libros: I Artbook y I Antología Argonautas. En ellos participaban varios autores, ilustradores y escritores, que ya habían colaborado en su revista y que ellos mismos seleccionaron para formar parte de su presentación al mundo. Yo tuve la suerte de ser uno de esos autores elegidos y gracias a eso disfruté de una noche mágica rodeada de artistas noveles (aunque sobradamente preparados). Por primera vez firmé libros, sudé tinta para escribir cada una de las dedicatorias y eso que al final no fueron nada del otro mundo (muchas gracias por comprar este libro, espero que te guste, bla, bla, bla… vamos, un horror). Con cada ejemplar que pasaba por mis manos para dejar en él unas palabras se me hinchaba el corazón más y más, que digo el corazón, el alma, toda yo. Fue una de las noches más emocionantes de mi vida, os estaré eternamente agradecida.
Dicen que todo tiene un comienzo y un final, así es el ciclo de la vida. Para que algo nuevo empiece, sin remedio otro debe terminar. A veces esos ciclos duran siglos, a veces apenas un suspiro. Amanecía el mundo con la palabra «Brexit» resonando por todos sus rincones y a mi móvil llegaba el aviso de una triste noticia: la editorial Argonautas se veía obligada a cerrar. Poco más de un año después y con ocho títulos publicados. Aquí encontraréis sus palabras de despedida, sus razones para tener que decir adiós a un proyecto que sin duda les habrá llevado mucho esfuerzo y mucho sacrificio y del que seguro estarán más que orgullosos, tienen millones de motivos para que así sea.
Así que aquí estoy, escribiendo esto a las dos y pico de la madrugada, aprovechando que mi numerosa familia duerme, con los cascos puestos escuchando música que me ayude a encontrar las palabras (y a no dormirme encima del teclado, todo hay que decirlo). Aquella noche, mientras hablabais con ilusión de vuestro nuevo proyecto, yo os admiraba, tan jóvenes, tan valientes. Yo a vuestra edad aún estaba intentando emprender mi camino. Hace unos días, después de que comunicarais con pesar el final de ese proyecto, yo os admiré más. Afrontar algo así requiere mucha fuerza, mucha madurez. Sé que no os rendiréis, que seguiréis luchando por lo que creéis y espero que algún día volváis a intentarlo. Aquí estaré, podéis contar conmigo. Y, aunque pueda parecer paradójico, vuestro «hasta pronto» que no adiós, me ha llenado de energía, de ganas de escribir y escribir, aunque ya sean las tres de la mañana, qué importa dormir un poco menos aún. Porque hay finales que inspiran comienzos, porque «fracaso» solo es el tipo de ladrillo con el que se construye el éxito.
De Argonauta a Argonauta: suerte y gracias. Nos vemos.
Como bien dices, un final siempre trae detrás un nuevo principio
Saludos!!