De vidas virtuales

Década de los noventa, mi hermano y yo, dos adolescentes, encendemos nuestro IBM PS/1 dispuestos a continuar la terrorífica aventura de “Alone in the dark”. Lo primero: crear ambiente. Cerramos la puerta de la habitación y la iluminamos solo con la tenue luz de un flexo. Sonido al máximo y comenzamos a deambular por el…