Ironía: Burla fina y disimulada, figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. Así define la RAE una de mis palabras favoritas, uno de esos mecanismos, llamémoslo humorístico, que más utilizo en mi vida diaria. Ironía fina hay en este vídeo que una amiga me envió por whatsapp, es un fragmento del programa de Ellen DeGeneres en el que habla de un nuevo producto de la empresa BIC, «bolígrafos para mujeres». Sí, llevábamos años usando bolis para hombres y nosotras sin saberlo. Y yo que creía que sólo había dos categorías, el que escribe fino y el que escribe normal, ignorante de mí. Pero mejor que yo, os lo cuenta Ellen:
Estas cosas mejor tomárselas con humor, porque si te las tomas en serio te pasará que comprarás un body gris para tu hijo toda emocionada y orgullosa de tu hallazgo (no sabéis lo difícil que es encontrar uno que no sea ni azul bebé, ni rosa bebé, ni blanco), y al sacarlo de su envoltorio descubrirás que tiene la siguiente frase «So little macho men».
Otro ejemplo de Ironía de la buena encontramos en la letra de la canción «Renaissance girls» de Oh Land. Ésta es una de sus estrofas:
I can be your darling cooking you dinner and soothing your heartache
Having three kids and still remain a virgin
It’s my version of a renaissance girl.
Y éste es el videoclip:
No me gusta el sexismo, no me gusta que algunas cosas se distingan con las etiquetas «para niños» y «para niñas», como los juguetes o los colores, y se usen esas dos categorías de manera despectiva si te sales de la «norma». Porque los más pequeños sólo diferencian lo que les rodea de dos maneras, aquello que les gustan y aquello que no. Lo único que deberíamos hacer los adultos es mostrarles todas las opciones y dejar que ellos elijan.