SARA

Foto: Ester Valverde
Foto: Ester Valverde

Sara tras el telón, las manos sudorosas, la boca seca y el corazón trasladado al estómago. Al otro lado, el lento goteo de espectadores acomodándose en sus butacas. Aún falta media hora para que comience la representación y prefiere estar en el escenario, donde se encuentra segura, donde se siente a salvo, en vez de deambular frenéticamente de acá para allá como todos los demás, desde el tramoyista al director de escena, desde el actor protagonista perseguido por la de vestuario, al de figuración especial que repite una y otra vez la única frase que tendrá que recitar.

Recorre lentamente el decorado, el salón de una casona de principios del siglo XX, de esplendorosas vistas pintadas con artesanía en grandes ventanales, muebles que aún huelen a humedad de almacén y una enorme alfombra descolorida y un poco raída por las esquinas. Todas estas imperfecciones desaparecerán en cuanto se abra el telón, al igual que las suyas. Ya no será Sara, mujer extraña que apenas habla y siempre se muestra distante. Será Graciela Ramos, la mejor amiga de Lucía Sarmiento, clave para que ésta tenga un final feliz.

Durante dos maravillosas horas vestirá elegantemente ropas vaporosas, asistirá a fiestas, compartirá confidencias, será feliz. El instante en que cambió su vida se desvanecerá. Graciela Ramos no se despertó un día, en una fría cama de hospital, sin poder reconocer a quiénes más quería. Las caras no se convirtieron para ella en un enigma imposible de descifrar, en un montón de rasgos sin familiaridad alguna, sin conexión. No necesita concentrarse en una cicatriz, un gesto, un tono de voz para averiguar quién le habla. El espectáculo comenzará y Sara, incapaz de reconocer su propio rostro, por un momento dejará de existir. Tal es la magia del teatro. Capaz de evaporar secretos.

Sara respira hondo justo antes de que se aparte el telón. Graciela sonríe, su mejor amiga acaba de llegar.

6 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Candela dice:

    Te comenté este escrito antes de ver la luz y creo que no te pude decir nada negativo. Es sencillamente genial, fui corriendo a mirar si tenías blog cuando se publico la recopilación del taller pero oh… no había. Menos mal que al final nos hemos encontrado y podré seguir leyendo tus historias.

    ¡Un abrazo!

    1. ¡Qué coincidencia! Fuiste mi mejor crítica, me animó mucho, y no me importó en absoluto que se lo dieras a leer a tu familia. 😉
      Me animaron a crear el blog y viendo que más gente del taller lo tenía me dije que porque no. Uno de los 23 consejos de Literautas es rodearte de gente creativa, ¿qué mejor manera de hacerlo?

      Muchas gracias por tus palabras.

      Nos seguimos leyendo. 😉

  2. Me he dejado caer por aquí animado por Candela y sí; efectivamente, a pesar de su brevedad, un diez de texto.
    En muchas ocasiones el ser una narración donde no existen diálogos es muy tediosa la tarea de leer. Pero el tuyo no cansa y plasma de manera perfecta lo que seguramente debe de sentir cada actor, sea quien sea, en cualquier momento de su vida.

    Me alegra mucho de que hayas creado un blog donde dar rienda suelta a joyas como esta; te aseguro que por mi parte, voy a ser asiduo.

    ¡Un saludo muy grande y muchísimas felicidades!

    1. Muchas gracias por tus palabras, le daré una comisión a Candela por haberte traído hasta aquí. 😉
      Estoy de acuerdo contigo, muchas veces ves un párrafo largo y dices, «Ufff, ya lo leeré»
      A mí particularmente me resultan más fáciles los diálogos, así que este ejercicio me lo tomé como un reto para intentar mejorar mis descripciones y, por lo que me dices, no lo he hecho tan mal. 😀

      Veo que también tienes blog, así que…

      Nos leemos. 😉

  3. paloto dice:

    Genial. Que bien transmites esa sensación en un texto tan breve. No sé si eso será lo que sienten los actores antes de una función, pero desde luego me has hecho transportarme a allí, a ese momento de incertidumbre y descontrol en el que el personaje parece parapetarse en su interior, o más bien en el interior de su personaje donde se siente cómoda. Cómo permanece impasible, tranquila ante la vorágine de ires y venires de los demás participantes de la representación. Lo dicho, genial.

    Me ha gustado especialmente la sonoridad de estas palabras «desde el tramoyista al director de escena, desde el actor protagonista perseguido por la de vestuario». Siento no serte de ayuda proponiéndote algún cambio, pero no cambiaría nada en absoluto. Es breve, pero auténtico. Enhorabuena 🙂
    Un saludo

    1. Muchas gracias, de verdad. No te imaginas lo que me costó hacerlo, lo entregué cinco minutos antes de que se acabara el plazo. Veo que mereció la pena. 😉

      Saludos.

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