El teatro, junto con la danza y la música, forma parte de eso llamado “artes escénicas”. Si no existieran ninguna de ellas el mundo sería gris oscuro casi negro. Y si solo quitásemos al teatro de la ecuación, a día de hoy no existiría, por ejemplo, Netflix, y a ver qué iba a hacer yo mientras doy el pecho a los mellizos sin poder moverme del sofá. Estoy exagerando un poco, la verdad, porque soy capaz de levantarme cuando llaman a la puerta y mirar por la mirilla con un bebé enganchando al pezón, sin que se me caiga y sin que deje de mamar. Después no abro, que tampoco es plan de que cualquier comercial me vea de esa guisa, aunque ahora que lo pienso quizá sería un buen método para hacer que escapen y no vuelvan nunca más… (imaginando la escena…). En fin, a lo que iba, que me pierdo. ¿Por qué no existiría Netflix?, te preguntarás. Porque el teatro es el padre del cine y las series son algo así como la nieta pequeña charlatana. Si no hubieran evolucionado los rituales mágicos pidiendo tener una buena caza, no habría llegado el teatro, y después de que los hermanos Lumiere inventasen el cinematógrafo, a nadie se le hubiera ocurrido capturar la escena y proyectarla después en una pantalla gigante. Olvídate del cine de verano en el pueblo, de las sesiones golfas, de la noche de los Goyas y de los Oscars. Y nada de maratones seriefilos, en la televisión solo podrías elegir entre ver informativos, documentales de animales, concursos o el sálvame. Creo que acabo de oír un grito de terror. Uy, si he sido yo.
Como fanática de las historias, me gustan los libros, el cine, las series y, por supuesto, el teatro. Para que te hagas una idea leí «Misery» de Stephen King, vi su versión cinematográfica protagonizada por Kathy Bates y asistí acompañada de mi madre a su representación teatral interpretada por Beatriz Carvajal. Eso debe ser algo así como un record guinness, ¿no? De un tiempo a esta parte si voy al teatro es para disfrutar de una obra infantil, cosas de la maternidad, pero creo recordar que el teatro tiene muchos y variados géneros: comedia, tragedia, farsa… Hay teatro de masas y teatro de autor, obras extensas con varios actos y microteatro. Todas necesitan ser representadas, son así, nacieron para encontrarse con su público y hacerle reír, llorar, tener miedo, soñar. Lamentablemente a veces conseguir eso es costoso. Así que voy a aprovechar mi jueves reservado a divagar para hablaros de un proyecto teatral de género absurdo que necesita mecenazgo. O como cantaría Liza Minnelli: “Money, money, money, money…”
Por cosas del destino que es un tanto juguetón, Elena Álvarez y Pedro Fabelo se conocieron. Elena leyó el libro que Pedro había escrito: Absurdamente, antología de lo absurdo Vol.I., y una idea empezó a rondar su cabeza como una banda de tunos cantando bajo tu ventana: transformar aquel conjunto de relatos en una obra de teatro. Y como aquellos tunos no iban a parar de cantar hasta que se asomara a la ventana, Pedro no tuvo más remedio que aceptar. A ver, que clavelitos se aguanta un rato, pero toda la noche… Así que unieron fuerzas y talentos y crearon un libreto no solo basándose en esa primera antología de lo absurdo, también en un segundo volumen escrito por Pedro Fabelo. Llegados a este punto, justo después de ese momento de euforia que tiene todo creador cuando termina su obra, metieron las manos en los bolsillos y los encontraron un tanto vacíos. Fueron en busca de su hucha y bueno, sí, había algún que otro billetito, así en pequeño. Rebuscaron por la casa, en mesas y mesitas, en cajones, bajo la cama… Consiguieron algo de calderilla, lo suficiente para tomarse varios cafés pero no para contratar siquiera a medio actor, ni aunque fuera de becario, oye. Aunque si algo bueno tienen los cafés es que a Elena le despiertan la mente, sobre todo a partir del cuarto. ¿Cómo financiamos esta maravillosa obra?, le preguntó Elena a su mente rebosante de cafeína. Crodwfunding, querida amiga, crodwfunding.
Si no sabes lo que es el crodwfunding, te diré a grandes rasgos que es un método para que pequeñas obras de todo tipo: musicales, audiovisuales, literarias… encuentren financiación acudiendo directamente a su público potencial. Es decir, que en vez de comprar la entrada de una película ya realizada, anticipas ese dinero para que se pueda llevar a cabo. Convirtiéndote así en uno de sus mecenas. Lo bueno es que cada uno aporta lo que puede o considera y a cambio de esa aportación recibe varios obsequios dependiendo de lo generoso o pudiente que se haya sido. Pues bien, hay una obra teatral llamada “Absurdamente teatral” que necesita de tu generosidad, que te busca a ti para ser una realidad sobre el escenario y no quedarse tras las bambalinas. ¿Qué dices? ¿Qué me calle de una vez y te diga cómo puedes ayudar con unos eurillos a la causa? Claro, perdona, esta es su página de crowdfunding. Puedes colaborar desde 5 euros a 150 euros. Y mira qué obsequios tan molones ofrecen: el libro de Pedro Fabelo, el cartel de la obra firmado, tomarte unas copichuelas con el equipo técnico y artístico, entradas para el estreno que te pueden servir para hacer un regalo genial a una amiga que cumpla años dentro de poco… Uy, creo que acabo de fastidiar la sorpresa. ¿Eso que oigo es un bebé llorando? ¿No? Ejem.
Vaya, me parece que a ti aún no te he convencido, estás dudando, te lo noto en la mirada. A ver, ¿qué podría decirte para disipar esas dudas? Creo que mejor que yo, lo harán sus autores. A Elena Álvarez tengo la suerte de conocerla, es una joven muy emprendedora y una gran creadora. Fue una de las fundadoras, junto a Santiago Sánchez y Juan Ignacio González, de la recientemente desaparecida Editorial Argonautas y su correspondiente Revista literaria. Tiene varias obras teatrales a sus espaldas, no es una novata en esto de las artes escénicas, sabe de lo que habla. Si no me crees, solo tienes que echar un vistazo a su blog “El primer acto”. A Pedro Fabelo no tengo el gusto de conocerle, pero nada mejor para hacerte una idea del estilo literario de alguien que leer algo que haya escrito, ¿no? Mira qué suerte, también tiene blog: “Absurdamente”. Y, además, seis razones difíciles de resistir para que sueltes la pasta, forastero (extracto de la entrevista publicada en el blog de Elena Álvarez “El primer acto”):
- Hacer que el dinero cambie de manos, de su bolsillo al nuestro.
- Hacer realidad el sueño de mucha gente… que lleva meses sin poder dormir.
- Sentirse bien. No es fácil hacer esto, ¿eh? Conozco a mucha gente que se sienta mal y tienen la espalda hecha una auténtica mierda.
- Llegar a formar parte de algo que sin duda recordará por mucho tiempo. Ya nos encargaremos nosotros de inflarle su dirección de correo electrónico con spam recordándoselo durante meses.
- Pasar uno de los mejores ratos de su vida asistiendo como espectador a la mejor obra teatral jamás escrita (no tengo abuelos, aclaro).
- Reír, reír y reír. ¿Le parece a usted poco?
Tenéis hasta el 11 de octubre para hacer que este proyecto consiga ser una realidad. Y no esperéis hasta el último día, por piedad, que a sus autores les puede dar un patatús. Buenas noches, quiero decir, madrugadas. 😉
Excelente artículo
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. 🙂
Un saludo.