De bichos y monstruos

He heredado de mi padre, si es que se puede decir que esas cosas se heredan, dos pasiones: el cine y el fútbol. Según recuerda mi memoria fue él quien me llevó por primera vez al cine. Según los archivos gráficos, fotografías en blanco y negro, cuando iba con él los domingos a lavar el coche nunca faltaba una pelota. Ahora quedaría fenomenal insertar una de esas fotos de niña de unos 3 años corriendo detrás de una pelota de rayas de colores con las piernas de papá al fondo, lo sé. Una lástima que esté escribiendo esto desde el sofá de mi casa y no desde la de mi padre. Una lástima… Heredé, decía, esas dos aficiones, y en la parte deportiva, además, ser seguidora del mismo equipo: el Real Madrid (¿Estoy oyendo abucheos? Hay que ver que mala es la envidia 😛 ). En la cinematográfica… eso ya y tal.

Lo que vería mi padre un sábado por la tarde.
Lo que vería mi padre un sábado por la tarde.

Mi padre tiene una cada vez más extensa colección de DVD´s y en ella predominan dos géneros: el cine del oeste y el cine bélico, sobre todo si está ambientado en la segunda guerra mundial. Cuando cualquiera de sus hijos le recomienda una película, lo primero que pregunta es si tiene acción. Entiéndase por acción: tiros y explosiones. Recuerdo que mis hermanos y yo íbamos con él al videoclub, a uno de los muchos de los que era socio, y, con suerte, alguna vez escogíamos alguna y, con suerte, él la veía con nosotros. Mi padre era de ese tipo de padre que solo veía lo que él quería, de ese tipo de padre que se adueñaba del mando, arrebatándotelo de la mano, para poner una película del año de la tarara de indios contra vaqueros. De ese tipo de padre que se dormía con el mando aferrado, que roncaba con el mando aferrado, y que en cuanto se lo quitabas y cambiabas de canal abría un ojo y te decía que por qué habías cambiado. Están con los anuncios, papá. Pues pon la película que ya habrán acabado. Pero si te estás durmiendo. Qué me voy a dormir, dame el mando. Y así es como una hija acaba aborreciendo el cine del oeste. ¿Y el bélico? Pues el bélico le da un poco de pereza, prefiere una de esas de gente con poderes.

Lo que vería el domingo.
Lo que vería el domingo.

Todos tenemos nuestras debilidades inconfesables y la de un hombre apasionado del western y de la gran guerra del siglo XX, fan incondicional de Cantinflas, fan, en su día, de Bruce Lee, es que si descubre en los estantes del videoclub una película de arañas asesinas, de avispas asesinas, de una serpiente gigante asesina, de un caimán o un cocodrilo asesino; tiene que alquilarla. Que hace zapping por todos los canales de la tele y de repente encuentra un ser mutante del espacio, un ser creado en el laboratorio de un científico loco, un ser de otro planeta, de otra dimensión, del mismísimo infierno atacando, destruyendo, devorando; ahí detiene su búsqueda. Que ese monstruo mezcla de lagarto y dinosaurio que sale en la carátula ni siquiera es Godzilla, papá, así que imagínate cómo será la película. Da igual, para casa que va. Que en esta película sobre ratas diabólicas resulta que los ojos rojos creados por ordenador están en todas partes menos donde deberían: en la cuenca ocular de los roedores. Pues qué importa porque como ya se ha dormido serán sus hijos los que se la tragaran entera tronchándose de la risa. Y así será como unos hijos en las reuniones con sus amigos contarán anécdotas sobre el don que tiene su padre para encontrar esa película que solo tiene una copia en el videoclub y está escondida, rodeada, casi enterrada entre miles de otras. «Cazavampiros japoneses», tío, el otro día alquiló «Cazavampiros japoneses». Y es así como una hija le coge cariño al subgénero de bichos y monstruos, a las películas de serie B tirando a Z. Porque cuando busca una película que ver y se topa con una de algo que parece un pulpo de treinta metros asesino, o de murciélagos asesinos, o de animales mutantes del espacio exterior; piensa que esa la alquilaría o la compraría su padre y sonríe.

Dientitos, Pinchitos, Echafueguitos, Bailasaurus: los amigos de Lope.
Dientitos, Pinchitos, Echafueguitos, Bailasaurus: los amigos de Lope.

A mi hijo mayor, Lope, le encantan los dinosaurios, los dragones, los tiburones, los insectos. Creo que falta poco para que nos echen de casa, calculo que un par de navidades y de cumpleaños. Y, como a mí, también le gusta el cine. Entre sus géneros favoritos se encuentran, por supuesto, el de animación, pero también el de la fantasía o la comedia de terror. Hace tiempo que perdí la cuenta de las veces que hemos visto “Pesadillas”. Y es que sale el hombre de las nieves, el Yeti, ¿y cómo se llama ese verde gigante, mimi? Es una mantis religiosa, Lope. Se come los coches (risa entre pícara y divertida). La primera vez que vio “E.T., el extraterrestre” dijo que era un poco raro, que parecía un dinosaurio. Por si te lo preguntabas, y si no también, ya ha visto “Parque Jurásico” y sí, se sabe el nombre de todos los dinosaurios que aparecen, y sí, lo que más mola es que los dinosaurios aplasten coches y destruyan todo a su paso.

Si te gustó "Una pandilla alucinante" te gustará esta.
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Su abuelo, como te puedes imaginar, está encantado de que a su nieto le guste eso de que monstruos gigantes destruyan cosas. Si de repente descubre que están echando “Godzilla (2014)”, llama por teléfono para decirle que ponga tal canal. Y cuando su nieto va de visita, le enseña la carátula de “Jurassic World” y le pregunta si quiere verla, riéndose orgulloso cuando le contesta que sí. Y es que el abuelo de Lope es de ese tipo de abuelos que acaba sintonizando Boing o Clan, de esos que ven capítulo tras capítulo de “El asombroso mundo de Gumball” o de los “Teen Titans Go” (si no se queda dormido antes, claro), de esos a los que su nieto les coge el mando de la tele o les pide insistente que ponga los dibujos y que, cuando ven que éste se ha quedado dormido, empiezan a hacer zapping hasta encontrar esa película del año de la tarara de indios contra vaqueros. Y es que es así como descubres que ser abuelo no es lo mismo que ser padre.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. ¡Buffff! Cómo me ha gustado tu entrada. Me ha recordado muchísimo a mi etapa de súper fan de pelis de terror de serie b, o como tú muy bien dices, casi z. Me recuerdo tragándome todos las las películas del programa de la 2, «Alucine», que echaban los viernes por la noche. Y, bueno, la historia de tu padre y de tu hijo me ha emocionado mucho. Sin duda, un placer leerte.

    1. Yo también vi más de una vez ese programa de terror con mis hermanos. Alguna que otra noche estuvimos sin poder dormir. Uníamos dos camas para poder pasar la noche bien juntitos. No creas que era porque estábamos asustados, no, estábamos acoj… acongojados, acongojados. 😛

      Para mí es un placer que te gusten mis desvaríos. 😉
      Muchas gracias por tu comentario.

      Un saludo.

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