Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena. Qué gran verdad. Y si la que tiene que tomar la decisión para encontrar esa dicha soy yo, es probable que fuese más bien tarde. Como casi un par de años después de conocer su existencia.

La secuencia de acontecimientos fue tal que así:

Primavera 2018. Mi amiga Susana me habló de una Asociación de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. Puede que lo dijera de otra forma. Van a dar una charla sobre fantasía, terror y ciencia ficción en la Feria del Libro Antiguo y Ocasión de Valladolid. También puede que lo dijera de otra forma. Y para allí que me fui. Creo que era la segunda o tercera vez que salía a que me diera el aire después de que nacieran los mellizos. Lo que viene a significar ir a algún sitio que me interesara especialmente para despejar la mente. Disfruté la charla y me llevé a casa la recomendación de un libro: «Lágrimas de luz» de Rafael Marín Trechera.

Junio 2018. Intentar escribir un relato para cierta antología sobre brujas. No llegar ni por asomo.

Hispacon en Salamanca. Noviembre 2018. La primera mañana me acompañó mi suegro. Solo aguantó una charla. Los siguientes días fui yo sola. Mañana y tarde. Salir de una ponencia y entrar en otra. Gastar el dinero de forma inconsciente en libros. Entre ellos la cuarta edición de la antología Kalpa de la asociación castellano leonesa de fantasía, ciencia ficción y terror: «Relatos de brujería en Castilla y León». Conseguí casi todos los relatos autografiados.

Diciembre 2018. Debería hacerme socia de esta asociación.

Enero 2019. Señora esposa, a lo mejor me apunto a esta asociación. Solo son veinte euros al año.

Febrero 2019. Pues sí, que me apunto.

Marzo 2019. Enviar inscripción e ingresar el dinero.

Para alguien que nació y creció en una ciudad pequeña encontrar un grupo de personas con tus particulares intereses culturales, que te escuche hablar de forma apasionada de lo que te gusta y de lo que no sin mirarte raro, donde no seas esa persona a la que recurren para que les digas el título de esa película donde salía, ya sabes, ese actor, como si fueras una enciclopedia de «rarezas», que no solo sepan de lo que estás hablando, sino que además te hagan sentir una ignorante en el mejor de los sentidos, en el de aprender y descubrir autores, historias, lugares, aficiones… Para alguien así, como yo, es un pequeño milagro. Una suerte. Una dicha. Si hasta he empezado a jugar mi primera partida de rol.

Ha pasado más de un año desde ese marzo decisivo. He asistido a presentaciones literarias donde una sargento del ejército de tierra me guio hasta mi asiento. Hay una conversación en el grupo de WhatsApp memorable al respecto. He visitado castillos encantados, compartido conversaciones durante comidas o cenas y en las asambleas. He disfrutado de tertulias virtuales y sudado como nunca en la presentación del último Kalpa (menos mal que fue a través de YouTube). En definitiva, he disfrutado como una enana de fantasía épica, como una alienígena invadiendo la tierra, como el monstruo que se esconde bajo la cama. Y queda lo mejor, estoy segura. Los villanos nunca dejan de maquinar. 😛

Me habría gustado que esta entrada fuera mucho más larga, hay tantas cosas que podría contar de esta maravillosa asociación, pero viendo las horas que son ya, creo que la terminaré con un simple gracias. Además, nada mejor que echarle un vistazo a su web para que te pique el gusanillo y te unas. Vamos, únete, son solo veinte euros al año.

Gracias por hacerme sentir parte de algo «tan potito», por vuestra contagiosa ilusión, por vuestra humanidad y vuestra sapiencia. Gracias, querida familia friki. Gracias, cylconitas.

P.D.: ¡Comprad el Kalpa V, sinvergüenzas! Que no son ni tres euros y tiene relatos para chuparse los dedos. Y uno de ellos es mío. 😉