
El dos mil veinte está llegando a su fin, a la última curva antes de lanzarse directo a la meta. La mayoría tenemos unas ganas terribles de decir adiós a este fatídico año, lo malo es que el que viene no tiene pinta de que vaya a mejorar demasiado, ojalá me equivoque. Como es mejor no pensar en lo que podrá ser o no, ¿qué tal si nos centramos en lo que sí está en nuestras manos?
Decía que este año se acaba y yo, en lo que al blog se refiere, quiero hacerlo por todo lo alto. Y, como los ciclistas cuando encaran la recta final, teclearé a toda velocidad hasta el límite de mi aguante, apretaré los dientes y fijaré la vista en mi objetivo: terminar “La maldición” antes de que suenen las campanadas.
Será un esprint intenso y agotador, seguro, pero cuando traspase la meta levantaré los brazos, triunfal y orgullosa. En quince días comienza y cada jueves tendréis nueva entrada. Esto se acaba. Ha sido un placer. 😉
Bueno, pero cuando una cosa se acaba es para que empiece otra nueva, ¿no?
O para terminar otras pendientes desde hace no sé cuánto, jajaja.
Qué ilusión me hace que hayas dejado un comentario. 🙂
Besos, Bea.
Bien, Patricia. Te quedan 3 jueves hasta el fin de año. ¿Te dará tiempo a cerrar la aventura, la idea que quieres contar, los retos que se deben enfrentar?.
Por otra parte, estoy expectante porque termines esos proyectos pendientes. Y por verte nuevamente publicada.
¡A por ello!
En realidad me quedan cuatro, jajaja. Y espero que sí me dé tiempo, así me quede sin dormir varios días. 😛
Gracias, J.L. por los ánimos y por la expectación. Yo también tengo ganas de terminar todos los proyectos pendientes y de que los publiquen, jajaja.
Un abrazo enorme.